miércoles, 8 de agosto de 2012

El precio de la creencias limitantes o, la historia de Doña Rosita







Erase una vez una ancianita de cabellos blancos, moño apretado, largos ropajes negros, toquilla tejida en las largas noches de insomnio y sonrisa tímida y dulce como sólo una ancianita sabe emitir.
Nuestra ancianita la señora Rosa a la que comúnmente los vecinos del barrio siempre habían llamado Doña Rosita, vivía con su viejo gato de nombre Don Tomás y ambos compartían un secreto secretísimo, al que nadie nunca, nunca, jamás habían contado, y es que Doña Rosa vivía en un quinto piso y padecía de vértigo, por eso, nunca se asomaba a las ventanas, y cuando abría para ventilar lo hacía con la persiana prácticamente bajada.

Un día los vecinitos de abajo, en un terrible despiste de sus padres volcaron la vieja estufa eléctrica sobre la alfombra. Como eran muy pequeños para cuando sus padres se dieron cuenta las llamas prácticamente cubrían la habitación. El Papá y la mamá no pensaron en sus propias vidas y se lanzaron con mantas húmedas al rescate de sus hijos, y es que el poder del amor no conoce límites ni miedos. Para alegría de todos, pudieron salvarlos y llamaron a los bomberos tan rápido como pusieron un pie en la calle.

Cuando los bomberos llegaron, más de medio edificio estaba ya desalojado, después de tomar las medidas oportunas mientras unos se dirigían al foco del piso cuarto, el resto terminó de desalojar a los vecinos.

Cuando Doña Rosita se dio cuenta de que algo olía a chamusquina y no era el pollo de la cena, las llamas entraban ya por su puerta, y es que el olfato hacía tiempo que ya prácticamente le había abandonado. Algunos de los bomberos al ver que era imposible apagar el incendio o llegar hasta ella para rescatarla, comenzaron a llamarle desde la calle, apoyados por el coro de vecinos que angustiado esperaban que Doña Rosita abriera la ventana. Para estupor de todos, primero vieron como se cerraban las persianas, pero nuestra amiga la ancianita debía haber abierto la ventana, pues a base de gritos   la persiana se abrió de nuevo y consiguieron ver que el gato, raudo, se colocaba en el alfeizar.

Señora Rosa- le gritaba el jefe de bomberos por el altavoz,- no se puede acceder por la escalera, no se preocupe, tenemos una gran colchoneta que amortiguará su salto colocada bajo su ventana. Toda velocidad es poca señora las llamas ya deben estar invadiendo su casa.

Doña Rosita supo que no merecía la pena ni intentarlo, padecía vértigo, de siempre, desde que los primeros recuerdos infantiles se agolpaban en su vieja cabeza. Se atusó el moño y emitió un leve quejido, que pretendió ser grito y que seguramente nadie pudo escuchar, pero que por cosas de la vida, debió ser interpretado por los de abajo. En menos de cinco minutos, una escalera mecánica había ido aproximándose hasta el alfeizar de la ventana.

-Don Tomás está a salvo- suspiro agradecida. Entonces le vio. Un joven Bombero aparecía con su gato bajo un brazo y extendiéndole la mano la exhortaba a que se la tomara. Apenas les distanciaban treinta centímetros.

Cerró los ojos e intentó mover un pie, o una mano, o algo en su rígido cuerpo por si un milagro era posible y conseguía soltarse o no escuchar a ese miedo atroz que le gritaba una y otra vez:- ¿A dónde vas vieja?, ¿tienes vértigo, vas a lanzarte al aire? Entonces se le llenaron las pestañas de dudas, crecieron como telarañas, largo hijo de Ariadna  enredado a sus zapatos.

Fue incapaz de dar un paso, y después, el fuego lo consumió todo, mientras el bombero aún con la mano extendida palmoteaba el aire como si aún fuera posible asirla de las manos.



Las creencias limitantes nos impiden muchas experiencias en la vida, nos limitan de tal forma que no sólo no nos dejan evolucionar como personas o probar cosas que podrían gustarnos sino que en casos pueden llevarnos hasta negarnos la posibilidad de salvar nuestra vida o la de otro, o al menos intentarlo. La buena noticia es que se puede trabajar sobre ellas y eliminarlas pero para ello debemos primero reconocerlas, ser conscientes de que nos limitan y ser lo suficientemente osados para responsabilizarnos de ellas cambiándolas.

Y tú, ¿sabes cuales son las creencias limitantes que restan tu vida?


De "Cuentos para evolucionar"
Ihintza Peña Peña
Coach Profesional
Baton Coach
Educadora

viernes, 13 de julio de 2012

Emotional Director

                                                                                                                                                                                                           ®

Emotional Director en sí, no es una novedad si los desglosamos en partes, aunque sí en su suma para crear un todo tanto en el ámbito personal, de las relaciones sociales, organizacionales, trabajo en equipo y todo el terreno empresarial y ejecutivo.
Un todo enfocado a una meta absoluta “Ser director y guionista de tu propia vida”

Como coaches profesionales y con una amplia experiencia en otros campos del desarrollo del ser humano y RRHH nos percatamos de que el coaching como técnica y herramienta es absolutamente eficaz si el coachee o cliente posee una buena base de inteligencia emocional, autocontrol, gestión de emociones, autoestima, asertividad, habilidades sociales etc pero no al contrario.

De hecho, nuestra experiencia  nos demuestra que hay muchas personas a las que en determinados momentos de su vida no se les puede hacer coaching y otras que jamás podrán beneficiarse de esta técnica y sus poderosas herramientas precisamente porque carecen de esa base emocional. Tampoco podemos olvidarnos que gran parte de la sociedad desconoce el funcionamiento de su cerebro, la neuroplasticidad por ejemplo, y tantos avances que nos aporta la neurociencia y siguen creyendo que han nacido así y que no pueden hacer nada para evitarlo, que su condición genética predetermina su vida y sus pensamientos y continúan sobreviviendo con teorías arcaicas sobre el funcionamiento cerebral, cuando hoy en día sabemos que es justo lo contrario. Podemos crear nuevas redes neuronales, podemos crear esa manida frase “la mejor versión de nosotros mismos” , tomando el control de nuestra vida, reinventándonos literalmente y con mayúsculas. Estamos hablando de cuántica emocional.

Emocional Director parte de sembrar, alimentar y nutrir estas bases para posteriormente trabajar con herramientas de coaching para la consecución de objetivos y un mayor conocimiento y profundización de uno mismo, los demás, temas laborales, gestión de conflictos, equipos etc. Por otra parte, nuestro conocimiento y trabajo con la P.N.L (Programación Neurolingüística) combinada con el coaching nos avala en que no sólo son dos técnicas compatibles sino que son altamente eficaces cuando se combinan juntas. Hablamos de eliminación de creencias limitantes por otras potenciadoras que nos permitan llegar más allá y aquí, podríamos extendernos en un largo etc que se resumiría en tomar el control de nuestra vida.

Emocional Director es un todo estructurado, estudiado y comprobado para llevar a personas y organizaciones a un ideal que ahora sabemos posible y real. Para un cambio social profundo a todos los niveles debemos comenzar por nosotros mismos.

En Emocional Director, el director es el cliente y la “batuta” o Baton Coach es la persona que durante un tiempo limitado le ayudará a “dirigir” su vida, empresa etc hasta que pueda prescindir de ella y usar sus propias manos, su ser para dirigir su propia sinfonía infinita. Cambio en el paradigma social importante Tener/hacer/Ser vs Ser/hacer/Tener.
¿Cómo el baton coach ayuda al director? Evidentemente si el cliente es director, él dirige y crea su guión de vida, al igual que el coach tradicional no juzga, no da consejos, pregunta para que el director reflexione y aprenda por su experiencia propia, sin embargo, no sólo es un coah sino que también es un facilitador de las bases de quántica emocional y técnicas de PNL para que se de el proceso completo.  


                                                                                                                          Ihintza Peña

                                                                                                        Instituto de Desarrollo                                                                                                    Integral del Ser Humano